martes, 12 de octubre de 2010

CIUDAD CALIDAD DE VIDA

Resolver los problemas en el seno de la ciudad supone mejorar la habitabilidad y con ella, la calidad de vida. La calidad de vida de los ciudadanos depende de factores sociales y económicos y también de las condiciones ambientales y físico-espaciales. El trazado de las ciudades y su estética, las pautas en el uso de la tierra, la densidad de la población y de la edificación, la existencia de los equipamientos básicos y un acceso fácil a los servicios públicos y al resto de actividades propias de los sistemas urbanos tienen una importancia capital para la habitabilidad de los asentamientos urbanos. Por tanto, para que se cubran las necesidades y aspiraciones de los ciudadanos respecto a la habitabilidad de los barrios y la ciudad entera es aconsejable que se oriente el diseño, la gestión y el mantenimiento de los sistemas urbanos de modo que se proteja la salud pública, se fomente el contacto, el intercambio y la comunicación, se fomente la seguridad, se promueva la estabilidad y la cohesión social, se promueva la diversidad y las identidades culturales, y se preserven adecuadamentelos barrios, los espacios públicos y edificios con significado históricoy cultural. La ciudad compacta mira hacia dentro; también hacia afuera, pero su sostenibilidad ha de permitir que su interior cumpla con los requisitos adecuados para su habitabilidad y la mejora de la calidad de vida urbana. Los espacios verdes, los equipamientos, los servicios y los transportes públicos han de ser accesibles, han de estar a una distancia-tiempo mínima para vencer la distancia psicológica que todos tenemos y que, de lo contrario, no facilita su uso. La esencia de la ciudad es el contacto personal. La ciudad es, en consecuenciay sobre todo, de la persona que va a pie, puesto que facilita el contacto entre personas. Los viajes a pie, en bicicleta o en transporte público son los medios que pueden reducir drásticamente el estrés ambiental provocado por los vehículos, lo cual potenciará el contacto y la comunicación en el espacio público. A la vez que se reduce el estrés ambiental se puede mejorar, en nuestras ciudades, el paisaje urbano, ya sea en la vía pública como en las fachadas del parque edificado, generando un entorno propicio y de calidad. La mejora de la calidad ambiental incide de manera precisa en varios delos aspectos que conforman la calidad de vida de nuestros ciudadanos, en primer lugar sobre el estrés ambiental y en concreto sobre la contaminación atmosférica,el ruido, la contaminación visual y la seguridad viaria; en segundo lugar permite aumentar las relaciones interpersonales, pues la calle (pasear)se convierte en un lugar idóneo para el contacto, el ocio y el tiempo libre para todos los ciudadanos sin importar su edad ni condición. El espacio público de calidad se revela también como un escenario para el desarrollo de diversos acontecimientos de participación social.En estos momentos, quien más o quien menos, acepta la reutilización y el reciclaje de los bienes de consumo utilizados, con el fin de frenar el actual despilfarro de recursos??. Es necesario emprender el mismo camino para parar elactual despilfarro de suelo, de materiales y de energía que provoca el actual modelo de ciudad difusa, reciclando, rehabilitando y recuperando la ciudad existente. A los esfuerzos realizados, sobre todo en los centros urbanos, se han de añadir nuevas energías para coser y recoser las periferias dispersas, delimitando de manera clara y precisa la frontera entre el campo y la ciudad. La explotación de los sistemas no ha de sobrepasar, en ningún caso, la capacidad de carga de los sistemas periféricos, pues, son la garantía de futuro de la propia ciudad. Reciclar la ciudad, recuperarla para conseguir unas mejores condiciones de habitabilidad proporciona una relación número de empleos/inversión mayor que otras actuaciones millonarias, que obtienen una relación magra en puestos de trabajo. Esta relación aumenta cuando intervienen los trabajos de artesanía. Este tipo de trabajos proporcionan una ruptura con la homogeneidad y la monotonía que producen las construcciones en serie puesto que son empleos poco mecanizados. El reciclaje del tejido urbano y el recosido de los pedazos desgarrados de la periferia es necesario que sea lento con el fin de encajar e interrelacionar los distintos componentes que han de configurar la nueva-vieja ciudad en una flecha temporal dirigida al aumento de la complejidad. La diversidad de componentes va desde los usos y funciones distintos que ocupan el espacio, hasta la variedad de las fachadas y los espacios construidos. En efecto, la mediocridad estética y la baja calidad del paisaje de la mayor parte de las realizaciones urbanas actuales no provocan en el ciudadano la necesaria apropiación del espacio cotidiano, tan conveniente para su estima y conservación.Por otra parte la ciudad es suministradora de servicios de salud, de cultura,de educación, de ocio y servicios deportivos. La diversidad y calidad de los equipamientos en una área urbana, por ejemplo un barrio, es una de las razones de peso y también una garantía para la permanencia de personas con atributos distintos (renta, titulación, etc.). Del mismo modo la diversidad y calidad de los equipamientos y servicios tiene un poder de atracción de gente diversa incluso en aquellos barrios que por un motivo u otro hubieran entrado en crisis. Un plan de equipamientos y servicios de calidad constituye una de las piezas fundamentales en los procesos de recuperación de los barrios vulnerables. Pero los equipamientos necesitan llenarse de actividad. En los barrios de ciudades compactas y diversas, que se han ido haciendo lentamente, han proliferado en la medida que aumentaba su complejidad, en cantidad y diversida del número de asociaciones y organizaciones no gubernamentales que son, en definitiva, las que llenan de contenido los equipamientos y servicios culturales,de educación, de ocio, deportivos o sociales. Los grupos y asociaciones sin afán de lucro son parte del alma de la ciudad, y suministradores, por otra parte,de estabilidad y cohesión social. En aquellas porciones de la ciudad que se han hecho lentamente y de manera ininterrumpida, sin perturbaciones importantes, consolidando y renovandolas estructuras que las soportan, han ido aumentado la diversidad de sus componentes y, en consecuencia, han ido aumentando los depósitos de información organizada proporcionadora de estabilidad, cohesión social y oportunidades,en detrimento de un aumento excesivo de nueva estructura soportada en un derroche de recursos. En términos de calidad de vida, esto representaque aumente la seguridad ciudadana, otro de los aspectos destacados que conforman el concepto de calidad de vida. Por otro lado, el proceso de rehabilitación y recuperación del parque edificado representa una mejora de las condiciones de habitabilidad y en consecuencia,de calidad de vida. Muchos de los edificios a rehabilitar son construcciones del siglo pasado sin las condiciones de habitabilidad requeridas en el momento actual; no obstante, muchos de ellos tienen, por contra, unas dimensiones (superficie y volumen) que no tienen las construcciones modernas.El parque edificado requiere pues, de la calidad mencionada. El diseño de cualquier edificio, no importa la función que éste tenga, se ha de pensar (dando por sentado que una de las condiciones necesarias es la calidad estética) de modo que sus materiales sean preferentemente de origen próximo, reutilizablesy/o reciclables al final de su vida útil; y que el aislamiento energético y acústico, los componentes bioclimáticos y la captación de energía procedente del sol proporcionen el confort y la energía necesaria para el funcionamientode la estructura y la de sus habitantes; y, por último, que su diseño permita un contacto mayor en cantidad y calidad entre los portadores de información, incluyendo las nuevas tecnologías de comunicación, como es la fibra óptica ylos puntos de conexión suficientes. Los edificios residenciales deberían diseñarse teniendo en cuenta, también, la dicotomía necesaria privacidad-espacios comunes. La superficie para lograrlo es, evidentemente, mayor que la superficie de los «habitáculos» que hoy se construyen; ahora bien, si a este aumento de superficie en la vivienda, se le añade también un espacio urbano cotidiano que contemple espacio suficiente para dar respuesta a la dicotomía soledad-colectividad,es posible que se reduzcan sustancialmente las necesidades vitales de poseer una segunda residencia. Las proporciones de espacios verdes de tamaño diferente-espacio público generador de gran actividad, han de buscar el cumplimiento de la citada dicotomía. En relación al consumo de recursos, parece razonable revisar los procesos de producción de bienes, su distribución y consumo. Como dicen Quim Larreay Juli Capella (1996) «por primera vez en la historia tenemos la sensación de que producir más no es sinónimo de progreso. Ir vomitando más y más objetos en el planeta no supone vivir mejor, sino tal vez ir esquilmando algo irrecuperable».Parece que las soluciones deben modificar radicalmente los objetos del futuro,muchos de ellos todavía desconocidos. En la misma línea que hemos fundamentado para aproximarnos a la ciudad sostenible, donde el esfuerzo debe centrarse en aumentar el contenido de información organizada y menos en el despilfarro de recursos, parece que podría avanzarse en este mismo sentido «evolucionando hacia la desmaterialización del objeto. Parece sin sentido, pero no lo es: objetos inmateriales», tal como dicen los autores arriba citados: «la gente no quiere coches, sino desplazarse; la gente no necesita sillas, sino sentarse; no compra un aparato de televisión, sino que quiere poder ver imágenes. Nadie quiere grifos, sino agua. Éste es el verdadero dilema, el auténtico reto de diseñadores e industriales, discurrir hacia un ideal mundo inmaterial pero pleno de servicios».Hoy ya se ha iniciado el proceso aunque los objetos del futuro, aún teniendo cualidades más sostenibles, todavía se piensan alejados del dilema antesplanteado. Como ha dicho el diseñador Dieter Rams, entramos en la era del«menos pero mejor». Según Quim Larrea y Juli Capella (1996) en los próximos quince años los objetos tendrán las siguientes características: menores, ligeros, perdurables, reparables, desmontables, autoportantes, degradables, eficientes, multiusos, reciclables, reciclados, reutilizables, compartidos y afectivos, y debería añadirse no tóxicos ni peligrosos.La producción de bienes de consumo es probable que deba acomodarse a las características de los nuevos objetos, lo que implica que la industria tendrá que adoptar, necesariamente, medidas de producción limpia, es decir, prácticasy procesos con un menor consumo de materiales en cantidad y peligrosidad y una menor generación de flujos residuales en todos los medios(atmósfera, agua, suelo). La inocuidad de la industria es la única garantía que puede permitir su implantación en casi todas las partes de la ciudad.La distribución de los bienes de consumo no puede fomentar la proliferación de centros de distribución al por menor fuera de la ciudad, pues ello representa diluirla en la periferia, fomentando el modelo anglosajón de ciudad difusa. Del mismo modo, no es conveniente desplazar los servicios ciudadanos fuera de la ciudad.Para finalizar, tan solo añadir que las ciudades mediterráneas tienen, la mayoría, muchas más posibilidades de convertirse, con los retoques necesarios,en futuras ciudades sostenibles, entendiendo que nuestras ciudades, que hoy constituyen uno de los patrimonios y capitales fijos más importantes de nuestro acerbo, están mucho más cercanas al modelo aquí dibujado que cualquiera de las conurbaciones difusas; modelo éste que han seguido la mayor parte de nuestras ciudades de un tiempo a esta parte olvidando y diluyendo el modelo compacto y diverso multifuncional y heterogéneo que hemos venido a denominar mediterráneo. Quizá sea por esto que la ciudad mediterránea constituye hoy un modelo que va cobrando adeptos en todo el mundo, cuando antes había sido denostada por casi todos. A ver si nos va a pasar con nuestras ciudades lo mismo que nos ocurrió con la dieta mediterránea, que llegó a ser menos preciada para descubrir,luego, que era excelente.